En la foto del billete podeis ver al sultán de Malasia cuya imagen aparece por varios lugares y que es dueño y señor de unos palacios maravillosos. En Malasia existe la pena de muerte y para otros delitos el castigo físico. Nos contaron que algunos delitos se pagan nada más entrar en prisión con 15 varazos, en el quince uno ya está al borde de la inconsciencia. Durante dos meses la persona en cuestión no duerme bien del dolor, pero tras esto se recupera y recibe cinco varazos más...así sucesivamente. La gente va a rajatabla, desde luego, se lo piensan dos veces antes de hacer nada. El resultado de oir esto hizo que fuera abrazada a mi mochila durante toda la excursión, el miedo que es mu malo...
Al dejar Malasia y llegar de nuevo a la frontera tuve un mini problemilla que me paralizó el corazón durante unos segundos(pensando en los varazos). Lo cierto es que entro con mi sonrisa de dientes-dientes y el policía me miraba muy serio, miraba mi pasaporte, me miraba a mí, y empezó a soltarme un rollo ininteligible mientras a mi me faltaba la respiración pensando que me quedaba en aquel país para siempre, lo vi tó negro...el problema que había era que tenía dos sellos de entrada en vez de uno, todo culpa del policía de la mañana, el del Real Madrid y Antonio Banderas que no estaba en la faena, así que este policía me miraba con caras de malas pulgas(mientras el de al lado me guiñaba los ojos) y finalmente me dejó pasar, creo que la sonrisa se desdibujó pensando en los varazos de las cárceles malayas, así que salí pitando de allí por si se arrepentían, jajajajaja...cosas de viajar.
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